El rey Felipe IV, que reinó de 1621 a 1640, instó al papa Gregorio XV a proclamar el dogma, aunque sin éxito.
En 1761, el rey Carlos III estableció el “patronato universal de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción en todos los Reinos de España e Indias”.
La Orden de Carlos III es la máxima condecoración civil que se otorga en España desde 1771. Su emblema es una imagen de la Virgen Inmaculada.
La estatua que se encuentra en la Plaza de España en Roma se colocó allí en vista de la defensa de este dogma mariano por parte de los españoles a través de los siglos.
El privilegio concedido a los sacerdotes españoles
En el siglo XIX se concedió un privilegio especial a los sacerdotes de la Iglesia en España para llevar una casulla del más puro tono azul en la solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Esta es una notable excepción, ya que la Instrucción General del Misal Romano establece que los colores litúrgicos son blanco, verde, rojo, violeta, negro y rosa.
El uso en España de la casulla azul, sin embargo, consta desde el siglo XVII, mucho antes de la proclamación del dogma. El Papa Pío VII lo reconoció por primera vez en 1817 para la Catedral de Sevilla con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción y su octava.
Este privilegio se extendió a toda la archidiócesis de Sevilla en 1879. Cuatro años después, se extendió a todas las diócesis de España.
En 1962 se estableció que las vestiduras litúrgicas de este color se utilizarían en España únicamente el día de la solemnidad y en las misas votivas de la Inmaculada Concepción.
Esta historia fue publicada por primera vez por ACI Prensa, el socio de noticias en español de CNA. Ha sido traducido y adaptado por CNA.
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